viernes, 6 de marzo de 2009

Carta abierta a Bibiana Aído

Estimada Señora Ministra:

Sinceramente, ya comenzaba a pensar que, de acuerdo con los tiempos que corren, era el suyo un ministerio virtual, y usted una ministra cibernética, que sólo existían en la red con el objeto de igualar (de ahí el nombre del ministerio) el número de ministros varones y hembras en el Gobierno. Tal era la ausencia de propuestas, leyes, sugerencias y decretos que de su vacío (y caro) ministerio surgían.

Veo, sin embargo, este viernes, que de las entrañas de su ministerio nacerá (parece que este verano) una proposición de ley que, si no es abortada en los plazos previstos por riesgo manifiesto para la salud de España, se convertirá en una ley que permitirá (sin entrar en demasiadas consideraciones) el aborto libre y sufragado por la Seguridad Social.

Vaya por delante, Señora Ministra, que, aunque pueda parecer lo contrario, no estoy en contra del aborto. De lo que estoy en contra es de la utilización del aborto como método anticonceptivo; como coartada para el abandono de cualquier tipo de responsabilidad en la conducta sexual; como salida rápida (nunca sencilla, eso debe quedar claro) ante una situación inesperada que permite una amplísima variedad de decisiones antes de recurrir a la cirugía.

Esta consideración ya debería haber bastado para haber originado un debate abierto entre todas las fuerzas parlamentarias, primero, y del resto de la sociedad, en último término, sin recurrir a oscuros "comités de expertos" reunidos para consensuar unas conclusiones ya dictadas de antemano por quien les reunió y les pagó.

Pero si este tema ya era de por sí lo suficientemente grave, su social y progresista gobierno debía, además, diferenciarse del resto del mundo. Como dijo hace meses su superiora, la Vicepresidenta, la ley debía ser "vanguardista"; debíamos ir por delate del resto de los países civilizados aunque sólo fuese en esta cuestión. Así que decidieron "otorgar" el "derecho" a abortar a las menores de edad; y no contentos con esta barbaridad, decidieron permitir que no fuese necesario el permiso paterno.

Las razones que argumentó este viernes para apoyar esta decisión son muestra, Señora Ministra, o bien de su nula capacidad intelectual, o de su absoluta falta de escrúpulos a la hora de intentar manipular y engañar a la sociedad española. Con todo su descaro, adujo que una niña de 16 años puede casarse y tener hijos, lo que, a su juicio, la debería capacitar para poder abortar sin permiso de sus padres.

Lo que se olvidó muy convenientemente de decir es que para casarse, una menor de edad debe contar con el permiso expreso de los padres, así como con una resolución judicial que ratifique esta autorización. Nada de esto, Señora Ministra, será necesario para abortar.

Olvidó también mencionar que, en caso de hijos nacidos de una menor, éstos pasan a ser tutelados por los abuelos, hasta que la madre alcance la mayoría de edad, sin contar, por supuesto, con que el médico que atiende el parto está obligado a informar a los padres de la menor de que ésta ha dado a luz. Nada de esto, Señora Ministra, será necesario para abortar.

Porque, si nos ponemos a pensarlo (le recomiendo que lo haga, Señora Ministra) cualquier tipo de intervención quirúrgica sobre un menor, desde una apendicitis hasta un transplante de corazón, necesita el consentimiento y la autorización expresa de los padres. ¿Cuál será su justificación? ¿Que el aborto no es una intervención quirúrgica? Hay mujeres, Señora Ministra, que mueren en el quirófano mientras se someten a un aborto, legal o no. ¿Quién será en este caso responsable de la posible muerte? ¿La menor?

Existen cientos de cosas, Señora Ministra, que un menor de 16 y 17 años no puede hacer sin el consentimiento de sus padres; cosas mucho más inofensivas, como abrir una cuenta corriente, dar de alta una línea de teléfono, matricularse en un instituto, viajar al extranjero, casarse, firmar un contrato, operarse la nariz... La lista sería interminable. Otras muchas cosas, además, les están directamente prohibidas, como conducir un coche, votar en unas elecciones, afiliarse a un partido político, matricularse en la Universidad, practicar submarinismo, donar sangre, presidir el Gobierno de España...

Abortar, por lo que parece, no estará entre ellas. Abortar será una decisión lo suficientemente trivial y anodina como para que un menor de edad, que según la ley no tiene juicio para casi nada pueda tomarla sin consultar a nadie y sin informar a nadie, de la misma forma que usted intentará sacar adelante esta ley: sin pedir permiso a nadie, y consultando únicamente a su amigo del alma, el adolescente, que en estas cuestiones, por lo que se ve, tiene el mismo juicio que usted.

Para esto, Señora Ministra, no era necesario que su Ministerio saliese de la virtualidad.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Ojalá la ministra leyera tu carta. Lo mismo aprendía algo. ¿La señora Aido ha tratado alguna vez con una niña de 16 años? De las de verdad, ¿eh? no de las que salen en las novelas románticas para niñas.
Un saludo.

Anónimo dijo...

De acuerdo con todo pero, estoy totalmente en contra del aborto, ni escusas ni mezclas ni aguadezes

Paradus dijo...

Como seguro que estamos completamente en desacuerdo en muchos otros temas. Lo importante es plantear razonamientos, exponer ideas e intentar convencer al contrario. Cuando ni hay ideas, ni se sabe razonar, y no se intenta convencer, sino imponer, salen los engendros que ha parido este gobierno (bueno, y otros).

Antipartidopopular dijo...

Enhorabuena por tu blog. Está currado. Puedes visitar el mío: antipartidopopular.blogspot.com