domingo, 11 de mayo de 2008

Del enemigo el consejo

Bebiendo un perro en el Nilo
al mismo tiempo corría;
-Bebe quieto -le decía

un taimado cocodrilo.
Díjole el perro, prudente:
-Dañoso es beber y andar
¿Pero, es sano el aguardar
a que me claves el diente?.
¡Oh, qué docto perro viejo!
Yo venero tu sentir
en esto de no seguir
del enemigo el consejo.

Aquello que tenía tan presente Félix María de Samaniego en el siglo XVIII no parece haber hecho demasiada mella en el ánimo de Mariano Rajoy. Como muchos veníamos avisando, una vez que se acercaron las elecciones generales el presidente del PP fue, paulatinamente, abandonando las líneas ideológicas del grueso de su base social para acercarse a ese centrismo del que tanta gala hace.

Porque ni siquiera dejar a Gallardón fuera de las listas al Congreso lo libró de esa línea: muchos vimos esa maniobra únicamente como una excusa para taponar la influencia de Esperanza Aguirre en el programa electoral. El desarrollo de la campaña y los movimientos producidos en el partido tras las elecciones nos han venido a dar la razón. La campaña se centró en la economía y no se tocó ni uno solo de los temas que supuestamente deberían alimentar la línea doctrinal del PP. Ni medidas para paliar la estatalización de la sociedad española, ni el problema de la insolidaridad entre autonomías (con el agua como telón de fondo), ni política exterior, ni educación… Nada. Nada de nada. Sólo un esfuerzo heroico por hacer aparecer al PP como el partido más social, más progresista, más joven y más comprometido con la lucha contra el cambio climático.

Y, cada vez que el PP se negaba a dar la batalla en estos temas, adoptando el punto de vista progre, desde el socialismo se felicitaban, y animaban a Rajoy a seguir por ese mismo camino; a librarse de los lastres del pasado y a contar con caras nuevas con nuevas ideas. Las caras nuevas ya se sabía cuales eran: Gallardón en Madrid, Feijoo en Galicia, Arenas en Andalucía, Piqué en Cataluña… y Arriola pastoreándolos a todos, con Juan Costa creando una campaña electoral a su medida.

Y, cada vez que el PP volvía a sus orígenes y explicaba que sus ideas eran las que eran y no tenían que cambiarlas, en el socialismo se rasgaban las vestiduras y aconsejaban apartar de la toma de decisiones a los responsables de esas ideas. Nuevamente, estos responsables también se sabía quienes eran: Esperanza Aguirre en Madrid, Daniel Sirera en Cataluña, María San Gil en las Vascongadas, Mayor Oreja en Europa, Acebes en la calle Génova…

Desengañémonos: José Blanco es militante del PSOE, no del PP, y nunca va a hacer algo que lleve a la victoria al PP. Por lo tanto, si critica la exclusión de Gallardón, es que esa exclusión no beneficia al PSOE. Si aplaude la designación de Soraya Sáenz de Santamaría, es que esa designacion beneficia al PSOE. Y si desde la progresía en general abominan de la presencia de gente como Esperanza Aguirre, Acebes o Zaplana, es que son esas personas, y no Soraya, Arriola o Costa los que van a darles problemas.

Espero que Rajoy sepa a quién debe hacer caso. Samaniego lo tenía muy claro.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues parece que Rajoy se ha destapado del todo después de los últimos días. Ya no queda nadie en puestos de responsabilidad que frenen el viraje hacia "el centro" del PP. Sólo nos queda ver a Gallardón de secretario general, y tendremos Alianza de Civilizaciones con el PSOE para otros 20 años...

Anónimo dijo...

He llegado a este blog por casualidad, buscando el origen de la expresión "del enemigo el consejo".

Me ha gustado mucho esta entrada. Desgraciadamente, el PSOE ha montado un campaña con los medios de comunicación que parece que lo único que está "de moda" son sus ideas. Han labado el cerebro a gran parte de la sociedad, empezando por los más maduros con gritos de "viene el franquismo" y llegando hasta los más jóvenes con el lema de "la Iglesia es una intransigente, anticuada y no tiene ni que abrir la boca. Lo que está bien o mal lo diremos nosotros que es mucho más tolerante". Y así parece que hasta en el PP ya no se atreven ni a discrepar.

Es lo intolerancia dogmática de lo "políticamente correcto". A ver si no se la dejan colar que parecen tontos. Si esconden la cabeza antes sus ideales, se quedan sin ideales. Y en cuanta la economía mejore, otra vez PSOE que no dejará títere con cabeza. Pasarán por encima de los derechos de todos los que no piensen como ellos. Todo por no haber sentado los criterios para que la gente sea capaz de pensar y buscar la verdad.

Un saludo,
Juan Carlos