domingo, 6 de abril de 2008

Proporcionalidad (II)

Comentaba en el post anterior que el actual sistema electoral beneficia en gran medida a los grandes partidos nacionales (PP y PSOE), y no a los nacionalistas, como habitualmente se asegura. Intentaré argumentarlo con datos.

En el sistema electoral actual se siguen los cálculos de la famosa ley d'Hont. El país se divide en circunscripciones electorales (asimiladas a las provincias) a las que corresponde un número determinado de escaños dependiendo de su población, siempre con un mínimo de un escaño por circunscripción. Para asignar estos escaños a los partidos políticos se siguen una serie de cálculos que reparten proporcionalmente los escaños entre todos los partidos que hayan obtenido al menos el 5% de los votos. De esta forma, un mismo número de votos resulta en una diferente asignación de escaños dependiendo de la circunscripción, lo que vulnera la idea de "un hombre, un voto". Además, este sistema fomenta la existencia del llamado "voto basura", es decir aquellos votos que, una vez alcanzado un límite, no ayudan al partido a conseguir más escaños. El ejemplo más extremo de este voto basura se da en Ceuta y Melilla: con un escaño en juego para cada una, todos los votos que el primer partido sobrepase al segundo son, en realidad votos "tirados a la basura".

¿Cómo conseguir modificar esta situación? La idea más generalizada es que un voto debería tener el mismo valor en Vigo, en Alcalá de Henares, en Sort y en Melilla. Esto implicaría la creación de un sistema de circunscripción única donde los votos que sobran en Madrid se pudiesen sumar a los que faltan en Murcia para obtener un nuevo escaño. Según la mayor parte de la gente, esto hundiría a los nacionalistas, cuyos votos se verían diluidos en el conjunto de España y perderían gran parte de su poder. Vamos a ver qué parte de verdad hay en esta afirmación.

Muestro a continuación los datos (número de votos y número de escaños) resultantes de las últimas elecciones generales de Marzo de 2008. Incluyo únicamente aquellos partidos que han obtenido representación parlamentaria. Están ordenados por número de votos para que se aprecie mejor la incoherencia voto/escaño:


Llama la atención que un partido que ha obtenido casi un millón de votos se vea recompensado con dos escaños, mientras que otro con tres cuartos de millón obtenga 11, por lo que se entienden las protestas de estos partidos.

Comprobemos ahora cómo quedaría el parlamento aplicando una ley puramente proporcional (a más votos, más escaños). Ignoro si habrá otro método de hacer las cuentas; el método que yo he seguido ha sido dividir el número total de votos válidos (25.067.387) entre los escaños en juego (350), para saber cuántos votos cuesta cada escaño (en este caso, 71.621). Si dividimos el número total de votos obtenidos por cada partido entre la relación voto/escaño, obtenemos el número de escaños asignados a cada formación. Aquellas formaciones que consiguen escaño con menos de 71.000 votos lo hacen debido a los decimales de la división. Los datos son los siguientes:


¿Qué consecuencias se extraen de estas tablas? En primer lugar, los partidos nacionalistas no sólo no se han hundido, sino que han proliferado. El único partido nacionalista que pierde escaños con este sistema es el PNV, que pasaría de 6 a 4. CiU se mantiene, al igual que CC-PNC y Na-Bai, y entran en el congreso partidos nacionalistas como el Partido Aragonés, Chunta Aragonesista y Coalición Andalucista, así como otros no nacionalistas, como Ciudadanos, Los Verdes o el Partido Antitaurino Contra el Maltrato Animal. Los grandes beneficiados serían Izquierda Unida (11 escaños más) y Unión, Progreso y Democracia (3 escaños), mientras que los grandes perjudicados son el Partido Socialista (pierde 15 escaños) y el Partido Popular (pierde 11). ¿Entendemos ahora por qué no se ha cambiado todavía la ley?

Por lo tanto, un sistema proporcional no sólo no ayuda a la gobernabilidad, sino que paralizaría la vida del Congreso, al restar capacidad de acción a los partidos mayoritarios y multiplicar la presencia de partidos minoritarios, en un remedo de lo que llevó a fracasar al parlamentarismo en la Segunda República.

Pero entonces, ¿Cuál es la solución para evitar este cúmulo de despropósitos? La respuesta, en un hilo posterior.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me vas a perdonar pero el reparto de escaños que haces no es correcto.

Un reparto correcto con una circunscripción única nacional sería el siguiente:


Partido - Votos - Escaños - Votos/escaño

PSOE - 11282210 - 162 - 69643
PP - 10276238 - 147 - 69906
IU - 963040 - 13 - 74080
CIU - 774317 - 11 - 70392
UPyD - 303535 - 4 - 75884
EAJ-PNV - 303246 - 4 - 75812
ESQUERRA - 296473 - 4 - 74118
BNG - 209042 - 3 - 69681
CC-PNC - 164255 - 2 - 82128


Por debajo de 69643 votos ya nadie obtendría escaño.

El PSOE y el PP seguirían siendo los que más tienen que perder en este cambio de circunscripciones provinciales a circunscripción única, por lo que no es de esperar que lo promuevan, pero no es probable que se produjese ese escenario de "Reinos de Taifas" que presentas, incluso con los datos de las últimas elecciones se reduciría el número de partidos políticos con representación parlamentaria al perder su escaño Nafarroa-Bai.