Resulta que ahora todos se han caído del burro. Todos.
El Gobierno, la Fiscalía, la Abogacía del Estado, los jueces, periodistas varios... Todos se han dado cuenta de repente de que ANV y el PCTV son un apéndice más de Batasuna. Es decir, de ETA.
Y sin embargo, no queda tan lejano el día en que nuestro Presidente del Gobierno admitía sin ningún escrúpulo que ANV era un partido democrático desde los tiempos de la Segunda República, y que en sus estatutos, no sólo rechazaba el terrorismo, sino que lo repudiaba. Sinceramente, no sé qué pensarían de esos estatutos todos aquellos candidatos que no pudieron presentarse a las municipales por pertenecer a Batasuna.
Todo un visionario, el presidente, sí señor. Así que un partido democrático desde los tiempos de la Segunda República. Cierto. Lo que se le olvidó fue decir hasta cuándo. Y tuvo que venir su ministro de Justicia a sacarle del olvido: Hasta que la jugada aconseje la ilegalización.
Curioso personaje, también, este dicen que Ministro de Justicia. A propósito, hermano de un antiguo profesor mío, que no me explico cómo puede haber dos hermanos tan diferentes: uno afable, bromista, campechano, buena persona y dispuesto a ayudar a los demás, y el otro chulo, soberbio, mentiroso, prepotente y siempre, siempre muy desafiante. A cada cual dejo la libertad de elegir quién es quién.
Pues resulta que la jugada lo aconsejaba a menos de un mes y medio de las elecciones, cierto que como muchos sospechábamos. Todas aquellas pruebas que nunca aparecieron a lo largo de cuatro larguísimos años de legislatura se revelaron como por ensalmo en una semana. Y empezaron las prisas.
Y las prisas no son buenas consejeras, sobre todo cuando el Tribunal Supremo dictamina que, antes de ilegalizar a un partido, hay que permitir que, por lo menos, éste se defienda. Vaya: con esto no había contado el Gobierno; hay que ver qué pesados se ponen los jueces con estos legalismos estúpidos. ¿Y si ahora, por permitir que el acusado se defienda, no da tiempo a ilegalizarlos antes de las elecciones? ¿Y si resulta que se presentan, y les votan, y sacan diputados? ¿Qué pasaría entonces?
Y la respuesta es: Nada. Y esto es lo vergonzoso de todo este asunto: no pasaría absolutamente nada.
Herri Batasuna, hasta su ilegalización, se presentó con total normalidad a las elecciones generales. Y nunca ocupó ni un solo escaño en el Parlamento. Sus diputados electos ni siquiera recogieron sus actas de parlamentario. ¿Qué nos hace pensar que esta vez va a ser diferente? ANV se podría presentar a las elecciones generales, pero, ni ocuparía sus escaños, ni tendría despacho en el Parlamento, ni recibiría subvenciones públicas.
El problema real se produjo en las últimas elecciones municipales, cuando ANV era un partido democrático digno de toda confianza; cuando su ilegalización condenaría a sus votantes a un Guantánamo electoral; cuando sólo una pequeña parte de sus listas estaba "contaminada" por Batasuna. El problema fue que ANV se presentó a las elecciones con el consentimiento explícito del Gobierno de España, y ahora campan a sus anchas por los ayuntamientos vascos y navarros, manejando dinero público, con acceso ilimitado a los datos del censo, e imponiendo su dictadura con el beneplácito de PSOE, IU, PNV y EA.
Que ANV se presente a las elecciones generales no va a cambiar nada de eso. Pero, por desgracia, que no se presente tampoco lo va a hacer. Ilegalizarla ahora, aun siendo deseable, no va a arreglar nada. Eso tenía que haberse hecho antes.
El Gobierno, la Fiscalía, la Abogacía del Estado, los jueces, periodistas varios... Todos se han dado cuenta de repente de que ANV y el PCTV son un apéndice más de Batasuna. Es decir, de ETA.
Y sin embargo, no queda tan lejano el día en que nuestro Presidente del Gobierno admitía sin ningún escrúpulo que ANV era un partido democrático desde los tiempos de la Segunda República, y que en sus estatutos, no sólo rechazaba el terrorismo, sino que lo repudiaba. Sinceramente, no sé qué pensarían de esos estatutos todos aquellos candidatos que no pudieron presentarse a las municipales por pertenecer a Batasuna.
Todo un visionario, el presidente, sí señor. Así que un partido democrático desde los tiempos de la Segunda República. Cierto. Lo que se le olvidó fue decir hasta cuándo. Y tuvo que venir su ministro de Justicia a sacarle del olvido: Hasta que la jugada aconseje la ilegalización.
Curioso personaje, también, este dicen que Ministro de Justicia. A propósito, hermano de un antiguo profesor mío, que no me explico cómo puede haber dos hermanos tan diferentes: uno afable, bromista, campechano, buena persona y dispuesto a ayudar a los demás, y el otro chulo, soberbio, mentiroso, prepotente y siempre, siempre muy desafiante. A cada cual dejo la libertad de elegir quién es quién.
Pues resulta que la jugada lo aconsejaba a menos de un mes y medio de las elecciones, cierto que como muchos sospechábamos. Todas aquellas pruebas que nunca aparecieron a lo largo de cuatro larguísimos años de legislatura se revelaron como por ensalmo en una semana. Y empezaron las prisas.
Y las prisas no son buenas consejeras, sobre todo cuando el Tribunal Supremo dictamina que, antes de ilegalizar a un partido, hay que permitir que, por lo menos, éste se defienda. Vaya: con esto no había contado el Gobierno; hay que ver qué pesados se ponen los jueces con estos legalismos estúpidos. ¿Y si ahora, por permitir que el acusado se defienda, no da tiempo a ilegalizarlos antes de las elecciones? ¿Y si resulta que se presentan, y les votan, y sacan diputados? ¿Qué pasaría entonces?
Y la respuesta es: Nada. Y esto es lo vergonzoso de todo este asunto: no pasaría absolutamente nada.
Herri Batasuna, hasta su ilegalización, se presentó con total normalidad a las elecciones generales. Y nunca ocupó ni un solo escaño en el Parlamento. Sus diputados electos ni siquiera recogieron sus actas de parlamentario. ¿Qué nos hace pensar que esta vez va a ser diferente? ANV se podría presentar a las elecciones generales, pero, ni ocuparía sus escaños, ni tendría despacho en el Parlamento, ni recibiría subvenciones públicas.
El problema real se produjo en las últimas elecciones municipales, cuando ANV era un partido democrático digno de toda confianza; cuando su ilegalización condenaría a sus votantes a un Guantánamo electoral; cuando sólo una pequeña parte de sus listas estaba "contaminada" por Batasuna. El problema fue que ANV se presentó a las elecciones con el consentimiento explícito del Gobierno de España, y ahora campan a sus anchas por los ayuntamientos vascos y navarros, manejando dinero público, con acceso ilimitado a los datos del censo, e imponiendo su dictadura con el beneplácito de PSOE, IU, PNV y EA.
Que ANV se presente a las elecciones generales no va a cambiar nada de eso. Pero, por desgracia, que no se presente tampoco lo va a hacer. Ilegalizarla ahora, aun siendo deseable, no va a arreglar nada. Eso tenía que haberse hecho antes.
1 comentario:
Artículo brillante, como todos los tuyos. Sin embargo, me ha llamado poderosamente la atención lo acertado del análisis psicológico del ministro de justicia (todo en minúscula, naturalmente). Y me ha sorprendido que tenga un hermano que pueda ser, incluso, buena persona. Nunca pude imaginar que este ministrillo pudiera tener algún familiar que fuera buena persona. Misterios de la biología.
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