lunes, 12 de octubre de 2009

Nobel

Era evidente que tarde o temprano iba a acabar escribiendo sobre la concesión del Premio Nobel de la Paz al presidente de Estados Unidos, Barack Obama. Reconozco, además, que en este asunto, el comentario no va a estar en consonancia con el nombre del blog; porque en él, mis opiniones, sorprendentemente, no van a contracorriente.

Los que me conocen saben perfectamente la estima en que tengo al premio Nobel de la Paz. Lo considero un premio creado a mayor gloria del progresismo más rancio y del pensamiento políticamente correcto. No se podría entender, de otra forma, que hayan sido merecedores de este galardón terroristas como Yaser Arafat o Nelson Mandela, amigos de los terroristas como Jimmy Carter o David Trimble, mentirosos compulsivos como Rigoberta Menchú, Muhammad Yunus o Al Gore, racistas consumados como Desmond Tutu, pandas de violadores como los cascos azules, y siempre, siempre, el organismo multinacional de turno: ACNUR, UNICEF, OIT, otra vez ACNUR, Cascos Azules, la ONU, el Secretario General de la ONU, OIEA... en fin, que resultaba algo evidente que el comité del Nobel de la Paz era algo así como el pelota oficial de la ONU y de todos sus organismos (o lo que es lo mismo, el pelota oficial de todas las dictaduras del mundo representadas durante décadas en esta Organización).

Pero lo de Obama ha pasado, como se dice coloquialmente, de castaño oscuro. Porque, ¿qué ha hecho este personaje para merecerlo? Dos discursos (uno de ellos, en El Cairo rindiendo Occidente al Islam), el relajamiento de los controles a los programas nucleares de Irán y Corea del Norte (con lo que deja a los pies de los cabalos a Israel y Corea del Sur) y la eliminación del proyecto de escudo antimisiles en Europa del Este, con lo que deja con el culo al aire a media Europa, a expensas de las ansias expansionistas rusas.

¿Es esto suficiente para conceder un Nobel de la Paz? Si miramos los estándares de años anteriores, probablemente sí. Pero nadie en el mundo ha conseguido disimular su sorpresa por una decisión que ha sido generalizadamente tomada como "demasiado escandalosa".

Lo malo es que este tipo de concesiones desprestigian los premios que han recibido verdaderos luchadores por la paz y la concordia, como Andrei Sajarov, la Madre Teresa de Calcula o Lech Walesa.

Todavía estoy esperando que concedan el premio a dos personas que consiguieron que un país lograse pasar a la democracia después de cuarenta años de dictadura. Dos personas que demostraron que a una dictadura de derechas no tiene por que suceder una de izquierdas; que se puede salir de una dictadura sin un baño de sangre ni disturbios populares, "de la ley a la ley"... Todavía estoy esperando que concedan el Premio Nobel de la Paz a Adolfo Suárez y al rey don Juan Carlos I de España. Pero claro, es que ellos no son un organismo Oficial...

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