martes, 26 de mayo de 2009

Otros fines sociales

Ha comenzado, como cada año, la campaña de la declaración de la renta. También como cada año, ha comenzado de manera paralela la campaña de la Iglesia Católica para pedir que todos nosotros marquemos la X que ayude a su financiación.

Lejos de mi intención entrar a dirimir aquí si la Iglesia debe financiarse por este u otros métodos; nada más ajeno a mí en estos momentos que entrar a valorar si la Iglesia merece o no que dediquemos el 0,5% de nuestros impuestos a su financiación. Esta donación es voluntaria, y por lo tanto, si nadie marca la casilla, la Iglesia no recibe un duro. Eso debe quedar claro. Con esta premisa, yo, personalmente, entiendo la necesidad de una campaña publicitaria para recordar a los contribuyentes que, sin su ayuda, la Iglesia se queda sin nada. Cada cual es muy libre de decidir qué hace con su dinero.

Lo que ya me ha causado más sorpresa es que, este año, en paralelo, ha comenzado también una campaña del Gobierno (supongo que del Ministerio de Asuntos Sociales) para intentar convencernos de que marquemos la casilla de "otros fines sociales". ¿Son equivalentes ambas campañas? Yo creo que no.

En primer lugar, la campaña de la Iglesia Católica la realiza el propio interesado, es decir, la Iglesia, con el dinero de la Iglesia. Por el contrario, es el Gobierno, con el dinero de nuestros impuestos, el que está intentando convencernos de que tomemos partido por una opción determinada. Una actuación más ética (utilizada otros años) sería que en el anuncio se nos informase de que tenemos la posibilidad de elegir una opción, la otra, las dos, o ninguna, y que en ningún caso eso repercutiría en el importe final de la declaración.

En segundo lugar, llama la atención comprobar quiénes son los destinatarios de estos fondos: las pomposamente llamadas "Organizaciones No Gubernamentales (ONGs). En España (me temo que también en buena parte del mundo), vemos que estas organizaciones que tan poco tienen de gubernamentales sobreviven básicamente gracias a las ayudas y subvenciones de los gobiernos. En este caso, además, es el propio Gobierno de España el que actúa de portavoz y agencia de publicidad de estas ONGs, tomando partido abiertamente por ellas y en contra de otras opciones, lo que lleva a plantear (si es que alguien no lo había hecho ya) cuál es la verdadera independencia de estas organizaciones con respecto a los gobiernos.

Y en tercer lugar, aun asumiendo (cosa que yo no hago) que todos estos colectivos realicen la misma función social que la Iglesia, que tengan el mismo número de seguidores y la misma relevancia social, que todos sean igual de honestos y que el dinero en sus manos esté igual de bien empleado, todavía hay otro aspecto que convierte en aberrante esta campaña publicitaria. A diferencia de lo que pasa con la asignación a la Iglesia Católica, si nadie en España se decidiese a marcar "la otra casilla"; si todos estuviesen en contra de dedicar un sólo euro a estas Organizaciones Sí Gubernamentales; aun así, la ley asigna una cantidad que, como mínimo, se destinará a estos fines.

En resumen: el Gobierno gasta dinero de nuestros impuestos en una campaña publicitaria para que entreguemos más dinero de nuestros impuestos a estas organizaciones. Pero si no lo hacemos, da igual, porque lo recibirán de todas formas.

Creo que nunca se han publicado las cifras, pero me temo que las asignaciones a "otros fines sociales" no llegan ni de lejos a las destinadas a la Iglesia Católica. Y el Gobierno ya no sabe cómo hacer para invertir la tendencia. La pregunta es: ¿es ése su trabajo?

Yo, por mi parte, que nunca he marcado la casilla de la Iglesia Católica, este año lo haré. La publicidad del Ministerio de ONGs tiene estos efectos.