Creo que a nadie le ha podido coger por sorpresa la rotura del "alto el fuego permanente" por parte de ETA. Ha roto ya tantos altos el fuego permanentes que uno está tentado de cambiar el concepto que tenía de la palabra permanente.
A nadie creo que se le escape que, durante este tiempo, ETA ha aprovechado para rearmarse, reorganizarse y refinanciarse. Lo ha hecho otras veces. Es su forma de actuar y sólo un iluso esperaría que actuase de otro modo. Pero el caso es que los ilusos existen, y, por una extraña carambola de la vida, a veces llegan a dirigir los destinos de un país.
Lo que ha pasado en España en el último año y pico (más, si hacemos caso a determinadas informaciones periodísticas) no tiene parangón en la historia de la democracia occidental moderna. Hemos sido muchos los que hemos criticado abiertamente a este gobierno porque teníamos la completa seguridad de que lo que realmente se estaba produciendo era una rendición abierta del Estado de Derecho ante un grupo terrorista que, paradojas de la vida, se encontraba en su momento de mayor debilidad desde principios de los años 70.
Pero las reacciones que el anuncio de la ruptura de la "tregua" ha producido en el seno del gobierno me parecen la mayor bajeza moral de las que ha sido capaz este gobierno (y ha caído muy bajo en estos tres últimos años). Según anunció José Luis Rodríguez Zapatero en rueda de prensa, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado trabajarán incansablemente en su lucha contra el terrorismo. ¿Qué pasa? ¿Que antes no lo hacían? Parece ser que no, a tenor de cómo terroristas confesos realizaban prácticas de tiro en presencia de Guardias Civiles.
Inmediatamente después de las elecciones, se reanudan los contactos entre el Gobierno y ETA para negociar el futuro de Ignacio de Juana Chaos, tras un paréntesis por la presencia de las elecciones municipales. La única discrepancia se encuentra en si el angelito se irá a su casa con una pulsera telemática o si le van a controlar por teléfono. Ni se plantea la posibilidad de devolverlo a la cárcel. Pero ETA rompe su "tregua" y, de forma fulminante, de Juana es trasladado a una prisión de Madrid. ¿No estaba de Juana en el hospital por motivos humanitarios debido a su precario estado de salud? ¿No se le iba a enviar a su domicilio para cumplir el resto de la condena porque así lo habían recomendado los médicos? ¿No se había cumplido de forma escrupulosa con la legalidad vigente? Si ahora se le traslada a la cárcel, y, según el Ministro del Interior, se cumple escrupulosamente la legalidad vigente, ¿en cuál de los dos momentos el gobierno mintió de forma descarada? Porque son dos afirmaciones mutuamente excluyentes.
Que ha habido concesiones es evidente simplemente viendo la celeridad en encarcelar a de Juana tras el comunicado de ETA, por lo que el gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero sabía que el final de la "tregua" le iba a coger entre dos fuegos. No podía continuar de forma abierta con su política de concesiones porque la ciudadanía no lo iba a aceptar, pero cualquier giro radical en su política iba a dejar en evidencia que llevaba tres años sin luchar contra el terrorismo.
Llevamos tres años escuchando que no ha habido ninguna concesión a ETA, para acabar descubriendo de la forma más cruel que llevan tres años mintiéndonos de la forma más vil y cobarde. Ahora nos dicen que lucharán contra el terrorismo con todas sus fuerzas. Pues qué quieren que les diga: ¡No me lo creo!
A nadie creo que se le escape que, durante este tiempo, ETA ha aprovechado para rearmarse, reorganizarse y refinanciarse. Lo ha hecho otras veces. Es su forma de actuar y sólo un iluso esperaría que actuase de otro modo. Pero el caso es que los ilusos existen, y, por una extraña carambola de la vida, a veces llegan a dirigir los destinos de un país.
Lo que ha pasado en España en el último año y pico (más, si hacemos caso a determinadas informaciones periodísticas) no tiene parangón en la historia de la democracia occidental moderna. Hemos sido muchos los que hemos criticado abiertamente a este gobierno porque teníamos la completa seguridad de que lo que realmente se estaba produciendo era una rendición abierta del Estado de Derecho ante un grupo terrorista que, paradojas de la vida, se encontraba en su momento de mayor debilidad desde principios de los años 70.
Pero las reacciones que el anuncio de la ruptura de la "tregua" ha producido en el seno del gobierno me parecen la mayor bajeza moral de las que ha sido capaz este gobierno (y ha caído muy bajo en estos tres últimos años). Según anunció José Luis Rodríguez Zapatero en rueda de prensa, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado trabajarán incansablemente en su lucha contra el terrorismo. ¿Qué pasa? ¿Que antes no lo hacían? Parece ser que no, a tenor de cómo terroristas confesos realizaban prácticas de tiro en presencia de Guardias Civiles.
Inmediatamente después de las elecciones, se reanudan los contactos entre el Gobierno y ETA para negociar el futuro de Ignacio de Juana Chaos, tras un paréntesis por la presencia de las elecciones municipales. La única discrepancia se encuentra en si el angelito se irá a su casa con una pulsera telemática o si le van a controlar por teléfono. Ni se plantea la posibilidad de devolverlo a la cárcel. Pero ETA rompe su "tregua" y, de forma fulminante, de Juana es trasladado a una prisión de Madrid. ¿No estaba de Juana en el hospital por motivos humanitarios debido a su precario estado de salud? ¿No se le iba a enviar a su domicilio para cumplir el resto de la condena porque así lo habían recomendado los médicos? ¿No se había cumplido de forma escrupulosa con la legalidad vigente? Si ahora se le traslada a la cárcel, y, según el Ministro del Interior, se cumple escrupulosamente la legalidad vigente, ¿en cuál de los dos momentos el gobierno mintió de forma descarada? Porque son dos afirmaciones mutuamente excluyentes.
Que ha habido concesiones es evidente simplemente viendo la celeridad en encarcelar a de Juana tras el comunicado de ETA, por lo que el gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero sabía que el final de la "tregua" le iba a coger entre dos fuegos. No podía continuar de forma abierta con su política de concesiones porque la ciudadanía no lo iba a aceptar, pero cualquier giro radical en su política iba a dejar en evidencia que llevaba tres años sin luchar contra el terrorismo.
Llevamos tres años escuchando que no ha habido ninguna concesión a ETA, para acabar descubriendo de la forma más cruel que llevan tres años mintiéndonos de la forma más vil y cobarde. Ahora nos dicen que lucharán contra el terrorismo con todas sus fuerzas. Pues qué quieren que les diga: ¡No me lo creo!